Aldea Del Mar / Espacios Geográficos

Diseño: Espacios Geográficos
Ubicación: San Antero, Córdoba, Colombia
Arquitectos a cargo: Juan Pablo Echeverry – Alejandro Lema
Equipo de Trabajo: Maria José Urrego, Jose Manuel Duque, Daniela Franco
Fotografías: Alejandro Arango – Alejandro Lema
Año: 2023
Área: 530 m2
Construcción: Espacios Geográficos
Diseño Estructural: Fluencia Ingeniería
Paisajismo: Espacios Geográficos

Descripción enviada por el equipo del proyecto.

Aldea del Mar es un conjunto de cabañas vacacionales ubicadas frente al mar en la costa atlántica de Colombia, específicamente en el golfo de Morrosquillo. Esta ubicación se caracteriza por su mar con poco oleaje y aguas cálidas. El proyecto se destaca por su cuidadosa integración con el entorno costero y el eficiente uso de un lote de 200 metros de profundidad por 10 metros de ancho. El encargo del proyecto comenzó con la renovación de una cabaña antigua que ha estado en el lote por más de 40 años, con el objetivo de crear un espacio que pudiera albergar de manera independiente a cuatro familias, pero con áreas comunes para compartir.

La premisa central del proyecto fue optimizar el espacio disponible, creando ambientes rodeados de exuberante vegetación tropical que mantuvieran una conexión continua con el entorno exterior. Nuestro enfoque fue ubicar las zonas comunes en el frente, dado que las limitaciones del lote permitían una única fachada con vista al mar, la cual debía servir no solo para una familia, sino para las cuatro familias. Se reformó completamente la cabaña antigua, cambiando su distribución interna y elevando el techo para crear un espacio más alto y fresco.

Además, se abrió completamente la fachada con puertas plegables de madera maciza. Se añadió una terraza cubierta con una pérgola de madera rústica, proporcionando sombra y comodidad durante todo el día. Junto con la terraza, la cocina y el comedor fueron espacios clave para los propietarios, quienes disfrutan cocinar juntos y compartir comidas. Por ello, se instaló una amplia barra frente al mar y un comedor rústico con capacidad para 20 personas, facilitando así las reuniones familiares y la convivencia.

Detrás de la casa principal se encuentran las cuatro cabañas tipo bungaló ubicadas de manera lateral y consecutiva, agrupadas por pares y conectadas por un largo corredor en uno de los costados del lote, diseñadas para proporcionar privacidad y tranquilidad a sus ocupantes. Aunque estas unidades no tienen vistas directas al mar, su disposición garantiza un entorno sereno y aislado del ruido exterior. El corredor es abierto y está rodeado por un muro de piedra que proporciona seguridad y privacidad a las habitaciones. La cubierta consiste en una pérgola que permite el ingreso tamizado de luz y la integración armoniosa de la vegetación nativa y tropical, ofreciendo no solo belleza estética, sino también sombra y frescura natural, elementos esenciales para el confort en un clima costero.

Cada cabaña está diseñada para alojar a ocho personas y cuenta con un closet macizo integrado al muro, minibar y pequeña barra de café. Cada cabaña dispone de un baño bien distribuido que asegura comodidad y facilidad para compartir; el diseño del baño incluye áreas separadas para el sanitario, la ducha y los dos lavamanos, todos independientes, permitiendo su uso simultáneo y privado.

El acceso al proyecto comienza en la parte posterior del lote, donde los primeros 100 metros están cubiertos por un bosque de árboles nativos y palmeras. A medida que se avanza y se supera la mitad del lote, se encuentra una torre de tres niveles que alberga servicios complementarios para las cabañas, como tanques de agua, planta de energía eléctrica y lavandería. Al aproximarse a las cabañas, se observa un denso jardín tropical y un alto muro de piedra rústica que limita la visibilidad hacia el interior. Cruzando la pasarela elevada sobre el terreno natural y atravesando la puerta, la primera vista del corredor revela un patio con un roble de 20 metros de altura que configura el umbral de acceso al proyecto.

La materialidad del proyecto se basa en una paleta de colores neutrales que resalta la belleza natural de los materiales locales. La piedra y la madera predominan, contribuyendo a un ambiente acogedor y cálido que se integra perfectamente con el paisaje circundante. El uso de materiales locales no solo añade autenticidad al diseño, sino que también fortalece los lazos con la comunidad. La mano de obra local fue fundamental en la construcción del proyecto, incorporando saberes y técnicas tradicionales que enriquecen tanto el resultado final como la experiencia vivencial de los visitantes.

En resumen, Aldea del Mar representa un conjunto de cabañas que se articula a través del lleno y el vacío de los volúmenes, generando una relación equilibrada entre el interior y el exterior que no solo ofrece un refugio idílico para vacacionar frente al mar, sino que también ejemplifica cómo la arquitectura puede enriquecer la experiencia humana al integrarse de manera armoniosa con su entorno natural y cultural. Desde la apertura panorámica hacia el mar en la zona social hasta la serenidad de las cabañas entre jardines tropicales, cada aspecto de este proyecto ha sido concebido meticulosamente para proporcionar un ambiente de belleza, confort y sostenibilidad.

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